Apadrinando Argentina
“La pobreza no es un problema solamente del 32% de la población”
“Es un problema de todos”. Así se completa la frase de Pablo Cobos, presidente de Apadrinando Argentina. Una entidad que trabaja principalmente en las poblaciones más postergadas del norte de nuestro país. El equipo de voluntarios se centra en el desarrollo humano de niños y niñas.
“Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social”, reza el artículo 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño. No hace falta ser experto para deducir que en la práctica esto no es así.
En mayo pasado, UNICEF dio a conocer el resultado de un estudio que mide la pobreza multidimensional en niños, niñas y adolescentes. Este sistema difiere de los informes tradicionales que se basan sólo en dimensiones monetarias, al incluir los niveles materiales, espirituales y emocionales, todos necesarios para sobrevivir, desarrollarse y avanzar en la vida.
Las estadísticas ponen en alerta a los Estados y las sociedades enteras. “El 30% de las chicas y chicos de entre 0 y 17 años que vive en Argentina es pobre y un 8,4% es extremadamente pobre”. El primer porcentaje representa alrededor de 4 millones de NNA.
Apadrinando Argentina nació hace 2 años y entendió dónde estaba el foco del problema. “A un grupo de amigos nos movilizó la enorme desigualdad que se vivía en el norte argentino”, dijo su responsable Pablo Cobos. “Nos impulsó esta idea de trabajar por la inclusión social y el desarrollo humano”.
“Actualmente estamos trabajando con comunidades aborígenes del norte salteño”, principalmente “en las localidades de Orán, Pichanal y Embarcación”. Aunque el trabajo no se centra sólo en una de las regiones más olvidadas del país sino también “en algunas localidades con altos índices de pobreza, como por ejemplo: La Matanza en la provincia de Buenos Aires” al mismo tiempo que se “iniciaron operaciones en Tucumán, Jujuy y Córdoba”, concluyó Cobos.
El trabajo de Apadrinando arranca cuando se detecta “algún merendero o comedor que ya dejó de funcionar, en lo que nosotros denominamos Centro de Desarrollo Humano (CDH)”. Es decir que en estos espacios “no sólo trabajamos en la alimentación de los chicos, sino que además los acompañamos en todo su desarrollo humano, incorporando diversas actividades culturales, educativas y deportivas. También trabajamos con las madres, capacitándolas y enseñándoles oficios”.
Este último punto es fundamental si se quiere cortar con el ciclo de la pobreza. Culturalmente las mujeres ocuparon un rol primordial en las tareas de cuidado. Generar espacios donde se apuntale la educación y el trabajo con perfil de contención y acompañamiento, logrará seguramente que esas mujeres se apropien de otros lugares por fuera de su hogar.
“Actualmente acompañamos a mas de 300 niños en su desarrollo y nuestro principal objetivo para el 2017 es llegar a los 500”, expresó.
La realidad
Consultado sobre las situaciones que rodean a las personas con las que trabajan aclaró: “nos encontramos con realidades muy duras, familias muy numerosas que sólo cuentan con una madre soltera como principal sostén, o abuelas con sus nietos abandonados por los padres, o padres muy jóvenes con problemas de adicciones con muchos niños a cargo. Todo esto en un contexto de enorme desigualdad y de una postergación que han sufrido estas comunidades a lo largo de la historia de nuestro país”.
Pablo habló en nombre de la entidad, se mostró expectante del futuro y a la vez llamó a una autocrítica seria. “Esperamos un mayor acompañamiento y concientización, tanto por parte del Estado como de la sociedad en su conjunto, con la esperanza que se comprenda que la pobreza en nuestro país, no es un problema solamente del 32% de la población, sino un problema de todos”.
Ese número se desprende de las cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) a fines de septiembre. Allí se confirmó que el 32,2% de la población económicamente activa en Argentina es pobre y el 6,3% de las personas se encuentra en la indigencia. Esto evidencia un problema estructural de años sin una solución de fondo.
Descreimiento
El vocero de Apadrinando menciona dos hechos fundamentales: el rol de los gobiernos y la pérdida de credibilidad en la clase dirigente en su conjunto.
“La realidad es que el Estado siempre estuvo ausente, con políticas poco claras y clientelares que lo han alejado de la solución integral que hace falta. Con respecto a la sociedad civil, si bien vivimos en un país de gente solidaria, muchas veces el descreimiento a la clase dirigente nos afecta a las diversas organizaciones que llevamos adelante una tarea social por la desconfianza en el manejo de los recursos que se donan”, aclaró.
Cómo colaborar
Quienes deseen respaldar la tarea del grupo pueden, por ejemplo, incorporarse al grupo de voluntarios; realizar donaciones de alimentos o vestimentas, o bien apadrinando algún niño a través de nuestra plataforma de donación económica.
Para obtener mayores datos pueden buscar a través de las redes sociales como Apadrinando Argentina o a través del correo electrónico donaciones@apadrinando.org