Humanidad, salud, potencialidad y humor para el payaso de hospital

HospiPayasos

Humanidad, salud, potencialidad y humor para el payaso de hospital

El “detrás de escena” terminó y los colores invadieron los cuerpos. Llegó el momento de atravesar las puertas del hospital. Algo va cambiando a su paso. Las miradas y las sonrisas se aprestan cómplices a dejarlos pasar.

Un vidrio separa al marinero y al domador de leones, de la historia clínica. Todavía estamos a tiempo de subir a un mundo tan imaginario como real dentro de las paredes de un hospital.

Muy pequeños, y un poco más grandes, adolescentes y no tantos, grandes y adultos mayores, pacientes y no. Profesionales y no. Todos serán invitados a jugar. Los que están alojados en un centro de salud pueden negarse o aceptar. En cualquiera de los casos, será tal vez la única posibilidad que tengan de decidir, en un contexto de diagnósticos, pronósticos y tratamientos.

El payaso de hospital no es un médico ni un enfermero. No es requisito serlo. “Hay fonoaudiólogos, comerciantes, amas de casa, contadores, abogados y maestros, es indistinto”.

Este es el caso de HospiPayasos, una asociación civil sin ánimo de lucro que trabaja en la zona oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Yazmin Almonacid nos guió en este camino de conocerlos. De saber qué los motiva, que piensan, por qué lo hacen y hasta dónde quieren llegar.

“HospiPayasos nació alrededor de marzo de 2015, a raíz de voluntades que se fueron encontrando en los diferentes caminos del payaso de hospital. Ya veníamos recorriendo. La mayoría de todos los que comenzamos con la idea, con la utopía que HospiPayasos podía ser real, veníamos transitando el camino de los payasos de hospital, de otras ongs”.

“A través de lazos conocidos con gente que ya habíamos compartido otra instancia hospitalaria o labor, se hizo una primera reunión donde se empezaron a tejer las bases para la formación”, explica la entrevistada.

Sobre los inicios aclara que “más que un hecho puntual fue una suma de voluntades. Hay mucha gente queriendo hacer cosas en distintos lugares. Hay que aunar criterios, hay que sentarse a charlar y debatir cuestiones. Nos faltaba ese primer empujón para sentarse entre los interesados y lo hicimos en marzo del año pasado”.

“Al tener los mismos lineamientos, principios, objetivos, fue fácil para poder delimitar los valores que queríamos para esta ong en formación. Fue en común acuerdo a las voluntades que traíamos y a las experiencias”.

Humanidad, humor, salud y potencialidad son algunos de los pilares sobre los que trabaja esta entidad con el objetivo de ayudar a sobrellevar “el tránsito hospitalario o cualquier otro tipo de situación por la que esté pasando un paciente, actuando con respeto, rescatando los aspectos sanos. Es principalmente un trabajo de acompañamiento”.

Sin obligación de reír

Yazmin expresa un punto que es fundamental ante la expresión de ‘este payaso no me hace reír’. Su mirada nos devuelve a la vereda de enfrente. “Muchos confunden el rol del payaso con la obligación de reírse, la obligación de hacer reír, de causar jolgorio y la verdad es que no. No es necesario”.

“Uno puede hacer que determinadas situaciones sean más fácil de transitar. Sean más amenas, sin la necesidad de risas. Si salen risas, genial, porque son algo muy positivo. Conocemos perfectamente los alcances que tiene la risa con la liberación de endorfinas en el cuerpo”.

“También entendemos que hay situaciones que son realmente duras en los centros de salud que nosotros visitamos (hospitales, salitas, hogares, geriátricos), diferentes escenarios y apuntamos al acompañamiento ya sea del paciente de los familiares del paciente, del equipo terapéutico, del personal del seguridad, de limpieza”.

Con la nariz en su lugar

“Desde el momento en que nos ponemos la nariz y comulgamos con nuestro payaso, somos ‘el doctor tanto’, ‘la doctora tanto’. Desde ese momento no diferenciamos con quien conviene entablar un diálogo. Con el paciente, con el hermano, el cuñado, el mejor amigo, la enfermera, la obstetra, la señora que está barriendo”, y así sigue la lista de posibilidades.

En ese camino “son diferentes personas que van apareciendo en el trayecto de nuestro plan y que por ende serán potenciales compañeros para jugar”.

Este grupo de voluntades “se maneja desde la ética, el profesionalismo, el compromiso y la transparencia respetando las necesidades y características de cada caso en particular”.

“Desde la base de un gran respeto y gran don de la escucha. Desde HospiPayasos, reforzamos la escucha. Tener en cuenta qué es lo que la otra persona quiere compartir con nosotros. No imponer un juego, un tópico. Algo que tenga que compartir. Somos extremadamente respetuosos”.

Alguien por ahí dijo ‘no’

Ante tamaña tarea de aliviar y acompañar hasta parece lógico que alguien no quiera jugar, Yazmín dice que “no es un payaso impertinente, bufón, que irrumpe en el escenario y es autoritario, no es maleducado en lo más mínimo. Es respetuoso y sensible de la situación. Ante un paciente o familiar que decide no recibir la visita de los payasos de hospital, tomará un lugar más distinto desde afuera de la sala, para no pasar por sobre el deseo de quien no haya dado el visto bueno. Se puede trabajar desde fuera mediante el vidrio, dejar notitas, cartas, hacer llegar algún medio para comunicarse desde afuera con la persona que adentro si quería participar con nosotros y si es un ‘no’ rotundo por parte de todos, los payasos no van a intervenir. Saluda, agradece su tiempo y se van a marchar”.

En esa misma línea es que resulta totalmente entendible aquella negativa, total o parcial. “En esa situación de internación no puede elegir. No puede elegir nada, ni siquiera con quien compartir la sala, en qué momento del día comer, qué tratamiento llevar adelante, ni el dolor que eso les va a causar, ni las horas de sueño, porque hay familias de la persona que está en la cama siguiente. Es una invasión muy grande las que sufren y una pérdida absoluta de privacidad entonces el HospiPayaso respeta, comprende y es súper racional sobre ese contexto y actúa en consecuencia”.

“Tomar ese ‘no’, respetar ese ‘no’, ya fue una intervención exitosa. Se le pudo permitir que decida qué quiere hacer con el”, dar la vuelta y girar.

“Ante el visto bueno, frente al buen recibimiento de los paciente hay que comenzar a charlar. La charla se relaciona con un mundo fantaseoso, sin hablar de cosas de la ficción absoluta, porque parece que uno le falta el respeto”, más aún cuando se trabaja con “chicos, adolescentes, adultos, adultos mayores o neonatos”.

Por eso es necesario conocer el terreno y saber con quién se “está jugando” porque “hay que tratar de tomar la realidad que se siente y es tajante muy cruda y pasar por un filtro por mirada más amorosa, más descontracturada, más dulce de la situación. Las charlas son muy espontáneas. De la charla devienen los juegos y las caracterizaciones en la persona que hasta hace cinco minutos atrás era un paciente en una cama esperando por ejemplo un diagnóstico o un alta que es un momento angustiante”.

Las historias son infinitas. “Hay un bicicletero, marinero o domador de leones o el aviador que quiso ser toda su vida, ser él mismo pero 20 años atrás en su propia infancia o tocar tema que no tengan nada que ver con el ámbito hospitalario”. Muchas posibilidades para un mismo lugar.

El trabajo

“Somos alrededor de 50 HospiPayasos activos, somos 30 y pico, más 20 y pico que están a punto de finalizar en el arte del payaso hospitalario. Hemos hecho durante este año el taller de formación que arrancó en abril y finalizó en septiembre y que ahora continúa de una manera directa trabajar en el hospital”.

“Los primeros meses fueron de la formación en talleres fuera del ámbito hospitalario y ahora en estos tres meses restantes, los chicos deben asistir a los hospitales que elijan para poder comenzar con las prácticas siempre de la mano de quienes conocemos de qué se trata”.

Consultada sobre la formación de nuevos payasos de hospital explica que “en lo que resta del año no se abrirá un nuevo taller. El año que viene en caso que concertemos, uno será en marzo o abril. Es un taller intenso de muchos meses. Se cursa una vez por semana pero la forma es muy interesante ya que cuenta con toda la parte práctica del descubrimiento del clown en función de clown hospitalario. La parte teórica que no es menos importante porque para poder ser HospiPayaso no hay que ser médico o enfermero. No son requisitos”.

Actualmente este grupo de personas cumplen tareas en tres hospitales: “en el Bocalandro en Loma Hermosa, los sábados a la mañana. El de niños de San Justo, los jueves a la tarde-noche y el de Morón los miércoles a la tarde”.

Las alegrías y lo que viene

“Estamos muy contentos porque son lugares maravillosos de trabajo. La gente nos recibe con los brazos abiertos. El personal está a disposición. La verdad es que estamos muy contentos. Tenemos proyectos a futuro estamos esperando a ver si se concretan pero continuamos con estos tres hospitales de la zona oeste pero tenemos otro dispositivo que es genial uno de los grandes aciertos de HospiPapayos”.

Se trata de “HospiUp”, que tiene que ver con hacer visitas esporádicas donde no vamos regularmente que tienen relación con el ámbito de la salud, hospitales, terapéutico y en donde nos llegan las diferentes invitaciones y consideramos que le rol puede ser muy bien recibido”.

“Hemos estado en el clínica Anchorena, Hospital Alemán, en diferentes entornos terapéuticos en chicos con retraso madurativo, trastornos motores, hemos acompañado en diferentes labores humanitarias y es algo también muy innovador porque dentro de HospiPayasos estamos tratando de incursionar en lo que es paya humanitario y pedagógico acercándonos donde las carencias sean muchas sin necesidad que esté relacionado con el ámbito hospitalario”.

En este generar mayores espacios de trabajo es que “hemos viajado a Chaco para visitar a mocorées que es uno de los pueblos originarios”, donde aclara la entrevistada que fue “una experiencia formidable”.

Las labores continúan incluso en ámbitos académicos con el objetivo de “acompañar a charlas de futuros docentes próximos a recibirse y el mes que viene vamos a estar en la UBA en Medicina, acompañando en la Segunda Jornada Fonoaudiológica para estudiantes. De esta forma tenemos una gran veta desarrollada”.

Al finalizar, la profesional manifiesta que “para ser un HospiPayaso se requiere voluntad, alegría, ganas”, y seguramente es así. Porque hay que tener valores, creencias y experiencias, que mantengan vivas las ganas de ingresar en un otro, a través de sus ojos, sus gestos, sus dolores y su voluntad para salir adelante.

Ellos llegan plenos desde otros planetas sin saber qué ocurrirá cuando aterricen y con qué seres se encontrarán, pero con la nariz puesta, todo cambia. Podrán modificar o no, pequeños momentos, podrán intervenir en una realidad a veces intocable, pero no cabe duda, que cuando vuelvan a cruzar la puerta del hospital, ya de regreso a sus propias vidas, algo habrá pasado, un mundo de colores habrá quedado en los pasillos. Y las historias seguirán. Pero no iguales.

La comunidad puede ayudar

“Se aceptan donaciones en efectivo en Tesorería, porque somos autogestionados, somos nosotros mismos los que con mucha garra llevamos adelante le grupo. Estamos contentos de marcar la diferencia con cuestiones como un seguro que cubre la actividad de todos los integrantes activos”.

Para conocer más sobre HospiPayasos los interesados pueden ingresar a www.hospipayasos.org, por correo electrónico a info@hospipayasos.org, por Facebook hospi payasos, Twitter: @loshospipayasos, Instagram: @hospipayasos o vía telefónica al (011) 68261604