“Un Sueño para Misiones”
El invisible tema de los niños tareferos
Trabajan en los yerbales juntos a sus padres, víctimas de una extrema precarización de las tareas. El Estado misionero, sin datos. Una organización pide al Congreso las certificaciones de yerbas sin mano de obra infantil.
La campaña “Me gusta el mate… Sin trabajo infantil” nace en 2013 cuando los misioneros se vieron sacudidos por un accidente en Aristóbulo Del Valle protagonizado por un grupo de cosecheros.
“Todos son trasladados en camiones en mal estado”, por lo que en aquella oportunidad “uno de ellos desbarrancó y fallecieron tres chicos y alguno de sus padres”.
La iniciativa fue impulsada por la organización “Un Sueño para Misiones”, que pone el acento en “la educación y los derechos de los niños como principales columnas del desarrollo social”.
Es por eso que el camino para la igualdad de oportunidades “es fundando bibliotecas en comunidades pequeñas que no tienen acceso a los libros y trabajando a favor de los niños y sus derechos”.
Más allá del campo de acción de la entidad, desde hace tres años, esta iniciativa relacionada con la erradicación de las labores de los niños en los campos de Yerba Mate, lleva a Patricia Ocampo y al grupo de colaboradores a trabajar incansablemente para que “un montón de argentinos pidan que quieren tener productos certificados”.
El problema emerge con el trabajo infantil en los yerbales. Pero la cuestión de fondo es otra. La causa radica en la precarización de las tareas, un Estado ausente en todas sus caras, las vivencias culturales y una cadena de producción de la infusión que se corta por el último eslabón.
“En la historia, casi todos los años había un accidente donde morían los padres. Cuando sucede eso empezamos a ver que siempre pasaba lo mismo. Con la forma de traslado siempre hubo accidentes”, como una de las causas más tangibles del drama.
Es por eso que de a poco los medios provinciales comenzaron a hacerse eco de la problemática. Y con la cruda realidad ya instalada es que esta organización buscó que la clase gobernante pudiera poner fin a la situación.
“Son los más pobres”
Así define Ocampo a este sector de la producción que vive sumido en las últimas de las precariedades. “Los trabajadores nuestros de la cosecha de Yerba Mate son los más pobres, las familias más pobres de la provincia”.
“La situación laboral, el traslado, cómo viven dentro del campo cuando van por 15 o 20 días bajo carpas, haciendo sus necesidades en el monte, se cocinan como pueden. Ellos tienen que cobrar por lo que cosechen. Cuánto más manos tienen, más es lo que ganan”.
De ahí una posible “explicación” avalada por la cuestión cultural de aquellas familias donde los más pequeños deban ser parte de un duro y arduo trabajo.
Tareferos de familia
Las vivencias y las creencias son un factor determinante en la realidad. “Es lo que conocen, el tarefero viene de una familia de tareferos, que iban con los padres como jugando y comenzaron de chicos”.
Es por eso que “la situación económica” se vuelve caótica “porque no ganan bien, no son bien remunerados en su trabajo y se ven obligados. Si el papá gana bien” podría brindar a su familia “una casa digna, podría cuidar a sus hijos, mandarlos a la escuela. En este caso no lo pueden hacer”.
Aclara la entrevistada que “ellos mismos cuentan que no tienen ropa, que tienen que secarse cuando se moja y comer en los fogones con el humo. No es fácil acceder. Con lo que gana no pueden comprar” la indumentaria que necesitan.
Los niños comienzan a trabajar entre los 4 y 13 años de edad. “No porque lo elijan, no hay una elección. O vamos todos, o no comen los que quedan”. Y siempre la pregunta vuelve y vuelve. “¿Qué comemos? No me alcanza”.
Consultada sobre el valor que perciben los cosecheros, la entrevistada explicó que “se pagan 500 pesos por tonelada. Un cosechero puede hacer entre 300 y 400 kilos por día”. Serían “150 o 200 para vivir en el día. Comen con eso, se visten con eso”.
El proyecto
El proyecto fue presentado en diciembre pasado y tiene dos objetivos: la erradicación del trabajo infantil y la cuestión cultural, ya que busca interpelar a los consumidores, en busca de una respuesta positiva.
La meta es que los paquetes de yerba mate en góndola certifiquen que no contiene trabajo infantil, ni informal, ni precarizado y que cumple con los derechos humanos universales.
En marzo se presentó un documental en el Congreso de la Nación. Desde Misiones llegaron los voluntarios y militantes de esta causa para mostrar a los legisladores, lo que se vive al norte de país.
“Hubo buena aceptación. Se sumaron varios diputados, están interesados”, aunque la intención será que el proyecto comience a ser tratado en las comisiones.
Al nivel nacional se llegó “porque sentíamos que habíamos agotado las instancias en la provincia. Cuando comenzó la primera etapa de la campaña, pedíamos que se creara la Comisión Provincial para Erradicar el Trabajo Infantil”.
En aquel momento, dos años atrás, “tuvimos más de 50 mil firmas. Estuvimos reunidos con el ministro de trabajo para integrar la mesa. Hubo dos reuniones pero cuando había que firmar convenios con municipios no nos convocaron más. Insistimos para que siga avanzando. Pero no había voluntad política. Por eso fuimos a nación para contar a los argentinos lo que estaba pasando”.
Para entender la cadena que realiza la infusión se pudo saber que “el productor contrata a un contratista y ellos a terceros. Cuando suceden este tipo de situaciones, la vara se mide por el señor contratista. Una cadena para sacarse responsabilidades”.
De ahí que deberá ponerse el eje en la “trazabilidad” para que todas las empresas que comercializan la yerba mate “sepan a quién le compran”, y conozcan que no contenga explotación o trabajo informal.
¿Y si buscamos un dato?
Aunque no sería necesario aclararlo, recordamos que sin números, sin datos estadísticos, sin nominalizaciones, es imposible saber frente a qué estamos.
¿Cómo sería posible que los gobiernos diseñen una política pública determinada si no se conoce cuál es la situación, ni las necesidades ni las falencias? “Si no tenés los números no podés abordar nada. Es invisible el tema”.
“En la provincia nunca se ha hecho un censo. No hay números. La Universidad de Misiones hizo un censo pero no terminó por falta de recursos”, dice Ocampo.
Es decir, no hay números porque hay una voluntad que asegura la falta. Si no lo vemos, no está. “Le pedís al estado misionero que te digan y ellos reconocen que nunca lo hicieron y por algo no lo hicieron” sentenció.
Asimismo, la organización trata de cuantificar el problema para saber a qué se enfrenta la provincia y el país. “Se calcula por lo que se cosecha que se necesitan de 15 a 20 mil tareferos que son los padres. Eso se multiplica por una familia completa, algunas numerosas, 7, 8 o 10 hijos”. Conclusión: “son más de cien mil personas que viven en esta situación. Son cálculos que sacamos”.
La ruta de la Yerba Mate
El corredor alimentario es único en el mundo, presentado como símbolo de la cultura productiva del Mercosur. Recorre las provincias de Corrientes y Misiones.
Según el sitio www.rutadelayerbamate.org.ar, se trata de un itineriario turístico que ofrece la posibilidad de conocer el proceso productivo completo de la infusión, en establecimientos artesanales, ecológicos o industriales: desde las plantaciones en chacras y campos, la cosecha, secado, molienda y envasado del producto final.
Ocampo ratifica que “la provincia es productora de yerba mate. Que las mayores riquezas se dan con la venta de producto y tenemos claro que el foco está en que hay que vender más, pero hay que solucionar la situación del trabajador. Pagarle bien al tarefero para el que chico no vaya a trabajar al yerbal. El trabajador vive de eso. No es trabajador golondrina. Es tarefero. Es su fuente de trabajo”.
Entonces se entiende la necesidad de “mejorar la situación del trabajador y darle dignidad a su familia”, a la par de “un Estado presente mirando a las familias” para elaborar un trabajo integral que incluya el tema vivienda, agua potable, educación y salud. “Hay que tener voluntad de querer hacerlo”.
“Después del agua, el mate es la bebida más consumida por los argentinos. El 90% de la yerba mate que se consume en Argentina se cultiva en Misiones y el 60% de la que se consume en el mundo”.
El “mate” fue declarado como “Infusión Nacional Argentina” tras la aprobación de la Ley 26.871. “Esto último quiere decir que es la bebida que representa a los argentinos y que a pesar de esto, contiene pobreza y trabajo infantil”.
Cómo colaborar
Un Sueño para Misiones dispuso de una petición en la plataforma Change.org. “Cada persona que firma, da impulso y fuerza. No es lo mismo una organización que un montón de argentinos pidiendo que quieren tener productos certificados”.
Si querés conocer más de la organización y apoyar sus proyectos ingresa a www.unsueñoparamisiones.org